Abro la puerta del refrigerador. Una margarina, tres huevos y una caja de leche. Abro la del congelador, una cubeta de hielo. Cierro ambas y miro la cocina buscando restos de alguna comida. Nada. Me resigno y vuelvo a mi cama.
Hay cosas que son inexplicables. El autismo es una de ellas. Me miro en la ventana y veo mi barba crecida a borbotones por mi cara. Me pregunto si no seré un tipo de autista. En mi casa sólo abro la ventana e ingresan las moscas.
Como diría un amigo, solo.
Del techo de mi vecino pende un agujero. Todas las mañanas sale un gato negro con blanco lamiéndose los bigotes, mirando el nuevo día. Ya es su casa y lo tiene claro. Es todo un penthouse, amplio, con una ventana pequeña que da a la calle por donde quizás ve los autos pasar. Distintas habitaciones, me lo imagino cocinando las avecillas que de tanto en tanto se lleva a domicilio. Me pregunto si su cena estará mejor que la mia, pan con jamón, perdón jamonada.
Prendo la ducha, me mojo la cara. Cierro la llave, me pongo ropa, algo ligero, no pretendo salir de casa. Tomo un libro de Ray Loriga, que a propósito busqué en ARES su película "La Pistola de mi Hermano". No la encontré, así que tomo el libro "Tokio ya no nos Quiere" y leo:
"En una zona oscura del párking, saco mi bolsita de coca y me pego una sacudida y enseguida una amarilla para nivelar la primera bajada. En la puerta hay un montón de chicas malayas haciendo cola. Yo por supuesto no tengo que esperar, mis amigos porteros me reciben con sonrisas navegables, mientras apartan a la muchedumbre para hacerme un hueco en la puerta. Todo muy suave. No hay nada como saltarse la cola de una estúpida discoteca para sentirse estúpidamente contento".
Loriga fue todo un Héroe de su generación con su libro homónimo. Más aún cuando se prendó a la mismísima Christina Rosenvinge. Hijo puta, pensé. Christina cantaba por ese entonces "tengo una pistola, por si un día todo falla". Menos mal que el arte generalmente dista mucho de la realidad.
Y bueno, porque estos han sido días extraños los dejo con una canción de Nacho Vegas con Enrique Bunbury, ambos españoles, igual que Christina, igual que Loriga.
1 comentario:
Oiga... me preguntaba si tendrás por ahi un link al disco nuevo de feliciano...? anduve buscandolo y no lo encuentro, y pensé que aún existía esa paginilla tuya donde subías algunos buenos discos.
mala que la sacaste, era un aporte, al menos para mi.
Gueno, eso sería, nos vemos por ahi
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